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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Todo aquel que no comparta, asuma y haga suya "la causa" en toda su extensión –según sus más conspicuos abanderados y promotores– está en contra de ella, es un disidente. Y como todo disidente es un traidor en potencia y como a los traidores se les denuncia, se les persigue y se les convierte en escarmiento; todo aquel que disienta será denunciado y tratado como un traidor a la causa.

Esto es lo que quiso hacer el fujimorismo –felizmente con poca fortuna– durante la última campaña, estigmatizar de "terruco", o su variación menos difamatoria, "caviar", a todo aquel que se les opusiera. "El secretario general de Fuerza Popular, financista del partido y persona de absoluta confianza de Keiko Fujimori, Joaquín Ramírez, es investigado por la DEA por lavado de activos", "el vicepresidente de Keiko, José Chlimper, está involucrado en la manipulación de audios para engañar a la opinión pública", "varios postulantes al Congreso por Fuerza Popular tienen vínculos con universidades negocio y se quieren tumbar la Ley Universitaria", "Keiko no deslinda con los delitos de su padre". La respuesta invariable a cualquier observación –por legítima u objetiva que fuera– era: "son inventos/manipulaciones de los terrucos/caviares que odian al fujimorismo".

Esto no va a cambiar pronto. El berrinche internacional del fujimorismo, la amenaza velada de Alcorta y Chacón, las bravatas de Tubino y Becerril, el mensaje de 28 de Keiko poniéndose en ridículo (según Ricardo Vásquez Kunze, con quien coincido esta vez) van en la misma línea: "o con nosotros o contra nosotros porque no vamos a consensuar nada". Y si es verdad que la presidenta del Congreso, Luz Salgado, ha contratado como asesor a un calumniador profesional de redes (@elvisocc), peor aún.Renunciar a disentir es renunciar a pensar.