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Luis Davelouis: Keiko, la liberal
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En esta columna nos hemos encargado de decirle sus verdades al fujimorismo. Hemos criticado la incapacidad de Keiko Fujimori para deslindar con los atropellos, delitos y demás sinvergüencerías y crímenes de su padre, hoy preso por delincuente.
A ese fascismo populachero de derecha, Keiko le sumó el conservadurismo más rancio del que pudo rodearse y la bancada fujimorista ha sido (y aún es) la mayor opositora al aborto terapéutico y en casos de violación, a la unión civil y en general a cualquier iniciativa que parezca contravenir las creencias de la mayoría.
Sorprendiendo a todos, Keiko dijo el miércoles que la CVR fue positiva para el país, que los médicos de las esterilizaciones son muy malos, que la unión civil debe aprobarse y que los soldados no deben combatir la delincuencia común. Repitió que su padre cometió errores, pero en fin, nada es perfecto. Ayer, Julio Rosas, el más cavernario de los congresistas de la bancada, renunció porque eso que dijo Keiko en Boston amenaza a la familia (¿?). Siendo pura pose, estos gestos acercan a Keiko al centro y la alejan de los conservadores como Rosas o Martha Chávez quien, al cierre de esta columna, seguía calladita. Alan García se queda solo.
Nada ha cambiado pero hoy muchos sienten menos repulsión por el fujimorismo que se deshace del lastre que alimentaba a sus antis y se acerca al centro. Si nos movemos al extremo opuesto del espectro, ¿la izquierda no debería hacer lo mismo con sus propios lastres? ¿Qué pueden perder? Total, hoy solo pueden perderse en el margen de error de las encuestas.
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