notitle
notitle

Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Ayer, tres fujis votaron en contra de las guarderías infantiles en las organizaciones. La semana pasada, algunos fujis votaron en contra de retirarles beneficios penitenciarios a violadores de niños porque en la ley decía "género". Hace un mes, los fujis votaron para desproteger de la violencia a las mujeres y LGTB.

No todos los que votaron por Keiko son fujimoristas. Muchos son personas que genuina y legítimamente creían –o creen– que un gobierno fujimorista les solucionaría más rápido las necesidades que consideran más urgentes en términos de servicios del Estado y condiciones económicas y de seguridad.

No tengo duda de que la mayoría no votó por Keiko a sabiendas de que votaba por un modelo de claros rasgos autoritarios, con una candidata coludida con un investigado por lavado de activos del narcotráfico. Una candidata que no tenía ningún problema en firmar acuerdos con fanáticos religiosos con discursos de odio y discriminación, o con mineros ilegales cuya actividad está asociada a todo tipo de crímenes y delitos que incluyen el tráfico de personas y la prostitución infantil.

Estoy seguro de que solamente un pequeño grupo votó conociendo todo lo anterior y de que a ninguno de esos le falta agua en su casa ni tiene problemas para salir de vacaciones al Asia o adonde sea. Solo un pequeño grupo votó para mantener sus privilegios a sabiendas de que sacrificaba los de un montón de gente a la que probablemente nunca se cruzará en la calle.

Pienso que es importante recordarlo para cuando estemos frente a los que defienden, apoyan o reivindican a Keiko y su fujimorismo de aplanadora 2.0: ¿en qué grupo estaba este? Empezando por el gobierno, deberían preguntárselo todos.