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Redacción PERÚ21

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Hace unos cuatro años, uno de mis hijos sufrió un episodio de neumotórax. El aire de uno de sus pulmones se salió dentro de su cavidad torácica y la presión colapsó ambos pulmones y amenazaba con afectar su corazón. La saturación de oxígeno en su sangre llegó hasta casi el punto en que se moría. Felizmente, su madre y yo solo supimos después cuán severa era la hipoxia que estaba padeciendo.

Tras una semana internado en la clínica con medicamentos y cuidados especiales, la cuenta fue astronómica, pero la suerte nos sonrió aquella vez. Conseguimos el dinero para pagar la cuenta y los medicamentos.

Ayer fui al INEN a donar sangre para la esposa enferma de un amigo. Tiene cáncer y, antes de llegar a Neoplásicas, la estuvieron atendiendo en el seguro social (Essalud)… pero para un diagnóstico equivocado, mientras que la verdadera variante de la enfermedad seguía avanzando. Hoy, ya es incurable. Un médico de la jerarquía de Essalud lo reconoció en privado, pero la decisión institucional es "demándenos pues". Es improbable que ella sobreviva a un juicio con el Estado peruano. Es difícil que lo sobreviva él, que sufre, además, una discapacidad que lo obliga a movilizarse con bastón en un hospital en el que los ascensores funcionan solo a veces.

Con Sistema Integral de Salud, con Essalud, con INEN o con lo que sea, finalmente hemos llegado al punto en el que no morir es un lujo. Si no tienes el dinero necesario, te mueres, así de simple. El juramento hipocrático es un arcaísmo ridículo sin ninguna validez el día de hoy: si no sabemos que puedes pagar, no te atendemos (los bomberos de Nicolini) y si no pagas, te mueres.La humanidad avanza.