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Luis Davelouis: ¡(In)disciplina!
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Kenji está en cura de silencio desde que su hermana Keiko, lideresa del partido –y, quién sabe, del clan– que él mismo integra, le jalara la alfombra y le señalara la puerta de salida en público si no se ponía a raya en una conferencia de prensa en la que, como se va haciendo costumbre, no recibió preguntas.
Hace unos días, el congresista electo por Tumbes, Bienvenido Ramírez, dijo: "En los asentamientos humanos, en el interior del país, la gente pobre votó por la figura de su padre, por [Alberto] Fujimori. Porque Keiko, ¿qué ha hecho? […] Si tenías un país, con 27 millones de habitantes, que lo estaban destruyendo 500 personas, no quedaba otra que agarrarlos y liquidarlos". Cuando creíamos que las declaraciones de Chacón ("Fujimori por la puerta grande"), Becerril ("nada de consensuar con las minorías") y Petrozzi ("como por un tubo") era todo lo que íbamos a ver del "antiguo" fujimorismo, aparece Ramírez agregando una jalada de alfombra a la confesión de parte de que eso de "nuevo" fujimorismo es un poco en broma.
Pero, como en todas partes se cuecen habas y uno paga sus equivocaciones, en la semana Salvador Heresi, congresista electo por PPK, tuvo un intercambio poco amable con Martín Vizcarra, el que, lamentablemente, podría ser un adelanto de cómo será la dinámica en esa bancada.
Punto aparte: por un lado, Keiko pide pena de muerte para violadores de menores de 7 años y, por otro, pacta con los mineros ilegales, alrededor de cuya actividad se desarrolla la trata de personas y la explotación infantil laboral y sexual. Consejo: si busca votos, que apoye la Ley Universitaria y la Sunedu. Tiene un respaldo de más de 80%, favorece a 1 millón de estudiantes (todos con DNI) y sus familias. Y está servidito.
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