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Redacción PERÚ21

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La semana pasada presencié un debate sobre medidas económicas entre el jefe de campaña del Frente Amplio, Pedro Francke, y el de la Alianza Popular, Enrique Cornejo. Si uno no se pierde en la espectacular capacidad de comunicación de Cornejo y se fija en lo esencial, fue un claro empate. Pero no porque las medidas que proponían uno y otro fueran todas buenas, sino porque eran prácticamente iguales.

El rollo de meterle plata a la Policía y reformarla para mejorar la seguridad era, en realidad, el mismo. La idea sobre la importancia de tener al Estado invirtiendo como loco en infraestructura –a través de las APP– para sostener el crecimiento era tan parecida una de la otra que con los ojos cerrados uno no sabría cuál de los dos dijo qué. Pasó lo mismo sobre la diversificación de las actividades económicas y fuentes de riqueza del Perú, ahora que se acabó el súper ciclo de las materias primas, "pero sin descuidar el impulso a la minería". Ordenamiento territorial, consulta previa, elevar el salario mínimo. Dos gotas de agua.

Peor: ningún candidato nos está diciendo cómo es que planea lograr lo que ofrece, que además es lo mismo que ofrecen todos los demás. Por ejemplo: todos (PPK, Toledo, Guzmán, Alan, Acuña y Keiko) dicen que van a aumentar el presupuesto en educación; pero eso es como decir que le van a dar más plata al hijo para que vaya al colegio en taxi y no en micro: es muy difícil intentar prever el impacto de una medida así en los resultados. Lo mismo con seguridad ciudadana y con la economía. "Esos son temas específicos que ya se irán conociendo". No, ese es el problema, nadie dice nunca los 'cómos', nadie sustenta sus ofertas y la gente cae redondita y escoge al mismo impresentable de siempre. Porque en el fondo, no puede distinguirlos.