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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Los grados de permeabilidad y tolerancia a la crítica de parte de los políticos, especialmente en el Perú, son bajísimos cuando no inexistentes; por eso, cualquier cosa incómoda es calificada como guerra sucia. Como las razones que se argumentan y los calificativos que se usan y sus matices son prácticamente infinitos, convengamos en una sola cosa: guerra sucia es mentir para afectar al rival porque, en un país tan poco propenso a informarse, muchas personas solo repiten lo que escuchan o leen por ahí y lo asumen cierto sin comprobación alguna.

Ejemplo 1: ¿Es guerra sucia afirmar que PPK eliminará la CTS? Sí. El plan de gobierno de PPK dice que la CTS se queda como está, salvo para los trabajadores que recién se incorporan a la fuerza laboral que pasarán a tener un seguro de desempleo. A mí no me parece justo porque eso le genera un ahorro al empleador a costa del nuevo trabajador, aunque solo 2 de cada 10 trabajadores tendrían de qué preocuparse porque esos son los que tienen CTS. La mentira, sin embargo, pesa y está impresa en volantes y siendo regada de Tacna a Piura.

Ejemplo 2: ¿Es guerra sucia afirmar que José Chlimper fue el impulsor y promotor de la norma que recortó los derechos laborales de los trabajadores agroindustriales en el gobierno de Alberto Fujimori siendo él un beneficiario directo? No. En efecto, siendo Chlimper ministro de Agricultura y dueño de Agrokasa, impulsó la Ley 27360, que flexibilizó los derechos laborales de los trabajadores de las empresas agroindustriales: menos CTS, menos vacaciones, menos gratificaciones, etc., etc. Afirmar que PPK no se pronuncia al respecto porque, siendo él ministro de Alejandro Toledo, amplió el plazo de vigencia de dicha ley no sería mentir, pero enterarse es mucha chamba para el fujitroll promedio.