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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

El lunes escribí sobre la falta de representatividad de nuestros representantes y de cómo esto es tan peligroso en un país cuya población –a punta de inseguridad e incertidumbre– se vuelve más y más autoritaria. Es decir, un país en el que las personas están más y más dispuestas a sacrificar libertades y derechos, particularmente si son de otros, a cambio de la ilusión de seguridad y estabilidad.

Esto supone la imposición de creencias sobre la vida de los demás, en particular si los demás pertenecen a alguna minoría, e incluso sobre su propio derecho a existir y a no ser discriminado, como quedó demostrado ayer con el plantón de #ConMisHijosNoTeMetas. Aunque se equivocaran de día, protestan por miedo y porque no tienen idea de qué va aquello contra lo que protestan ni cómo no los afecta ni a ellos ni a sus creencias ni, por supuesto, a sus hijos.

En ese escenario, lo expresado por el congresista Humberto Morales del Frente "Amplio" es síntoma de que la ignorancia, los rasgos autoritarios y la estulticia no conocen de bancadas, partidos o ideologías. Se puede ser imbécil, misógino, fascista, delincuente, machista, homófobo, miserable, mezquino y mal agradecido en la derecha, en la izquierda y en el centro.

¿Cómo alguien como Marisa Glave –a quien respeto y admiro y a quien extiendo toda mi solidaridad ante el ataque bajo de Morales– terminó en el mismo grupo de alguien como Apaza o este sujeto? ¿Por qué la inscripción de Arana que traía hueso? Es raro un cura demócrata y dicen que los ex curas –como los ex apristas y los ex maricones– no existen. Ellos están en el Congreso gracias a Mendoza y Glave –y los otros de NP– gracias a Arana. Siempre hay que fijarse en quién es ese al que se está empoderando.