notitle
notitle

Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Como esperábamos algunos, el presidente Kuczynski decidió no hacer cuestión de confianza por la moción de censura presentada por la bancada fujimorista contra el ministro de Educación, Jaime Saavedra.

Es claro que la capacidad del gobierno de operar políticamente deja mucho que desear. En estas condiciones, presentar la cuestión de confianza y no poder sostenerla porque el Congreso de mayoría fujimorista la rechaza ("no, señor, debió presentarla el día de la interpelación; se pasó el tren") hubiera sido peor.

Si, como fue anunciado por el congresista Becerril, el fujimorismo decide censurar a Saavedra de todos modos, PPK espera que sobre ellos caiga una suerte de sanción social por su irresponsabilidad. Y quizás en otras circunstancias eso podría funcionar. Mas, si uno se guía por lo que declaran los congresistas fujimoristas y por su actuación del día de la interpelación, es evidente que no se van a dar por enterados, que no les interesa. PPK está perdiendo el tiempo.

Saludar el gesto del presidente es hipócrita si al mismo tiempo no se señala que esos que tiene al frente no tienen ninguna intención de calmarse ni de poner al país primero. Negociar toma que al menos dos muestren la voluntad de sentarse a poner algo valioso sobre la mesa que puedan perder. El fujimorismo no va a poner nada sobre la mesa porque no cederá nada; nunca lo ha hecho y nunca lo hará. Sabemos cómo les iba a quienes se le oponían en la década de los 90. Y antes de eso, la última vez que algo o alguien se interpuso en su camino, el fujimorismo plantó un tanque en la puerta del Congreso y arrestó a los presidentes de las dos cámaras legislativas.

No somos autoritarios", "no somos irresponsables", dice Becerril y, si no fuera trágico, uno se reiría.