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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Se equivocan los que piensan que darle la confianza al Gabinete Zavala fue una demostración de buena voluntad del fujimorismo; simplemente no iban a ponerse gratis la soga al cuello en su primera semana en el Congreso, pues toma solo 2 negativas de confianza disolverlo.

Se equivocan quienes conminan a PPK a anteponer los intereses del país a los propios y lo llaman a la calma mientras desdeñan como paranoia ridícula los peligros que entraña seguir cediendo terreno al fujimorismo y su matonería. Se equivocan quienes piensan que después de esa demostración grosera de cinismo, falta de escrúpulos, ninguna vergüenza, mendacidad, falsedad y doble estándar de la censura al ex ministro de Educación, el fujimorismo solo usará su músculo para impulsar iniciativas beneficiosas para el país, incluso si no están alineadas con sus propios intereses partidarios. Sean los que sean.

Quien vio mentir sin sonrojarse a Galarreta, Bartra, Becerril o a Bienvenido no puede ser tan candelejón para pensar que tal comportamiento cambiará por un providencial rapto de justicia o amor a la patria o siquiera interés; en especial si no existe un solo elemento que motive un cambio de actitud en ese sentido. Menos aun, si recuerda a José Chlimper ofrecerse a disolver una huelga a balazos, involucrarse en una burda manipulación de audios y antes de anoche, y como director del BCR, amenazar a PPK en un tuit ().

Se equivoca quien describe al fujimorismo sin mencionar que su presente se parece demasiado a su pasado; quien no señala que le debe el nombre a un delincuente condenado cuyas acciones reivindica y que sigue acogiendo a todos los que defendieron al mismísimo sujeto del que hoy tratan –sin éxito– de distanciarse: de hecho, aún no se inventa el fujimorismo sin Montesinos.