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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

En julio del 2014, la Ley 30230 suspendió la Norma XVI –aprobada en el 2012– que modificaba el código tributario permitiendo que el Estado persiguiera la elusión tributaria y revisara los ejercicios fiscales con hasta cuatro años de antigüedad. Esta norma no se incluyó en la ley tributaria porque lo pidiera el Sutep, Grufides o la CGTP, sino porque es un estándar de la OCDE, ese club de países "desarrollados" –las comillas son porque también está Chile– del que se supone el Perú quiere, como loco, ser miembro.

Ante la Comisión de Presupuesto del Congreso y con el beneplácito y respaldo de su presidenta, la congresista Cecilia Chacón, el ministro Alfredo Thorne adelantó de manera inopinada que la Norma XVI sería derogada porque "no queremos una Sunat perseguidora". Para el diario Gestión, Thorne dijo querer "una Sunat del lado del pueblo". En otro momento dijo que la Norma XVI le da demasiado espacio a Sunat para interpretar la ley como mejor le pareciera (discrecionalidad), lo cual –es cierto– va contra los principios de las leyes tributarias.

Es muy interesante que Thorne piense que una Sunat amigable pase por derogar una ley que solo afecta a las más grandes empresas, a las que pueden pagar decenas de miles de dólares al año para que sus abogados tributaristas, contadores, auditores y demás encuentren maneras de pagar menos impuestos de lo que les correspondería en realidad pagar. El zapatero del mercado, por otro lado, que de verdad es del pueblo, con las justas sobrevive y la Sunat lo cierra hoy, sin ley antielusión. Entonces, ¿a qué se refiere el ministro con eso de "queremos una Sunat del lado del pueblo"? Es todo muy confuso.

La ley necesita ajustes menores. Derogarla sería un despropósito en toda la extensión de la palabra.