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Luis Davelouis: ¡Echen paja!

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Estamos ante un dilema: el próximo presidente tendrá las arcas llenas pero no ingresos suficientes, es decir, va a tener que empujar el país con la reserva. Bajo estas circunstancias, algo importante a tener en cuenta es la corrupción: ¿cuánto latrocinio es capaz de soportar el país sin ingresos?

Porque no es lo mismo robar cuando entran al Estado más de US$5 mil millones al año que cuando entra la misma cantidad pero en soles, o sea, la tercera parte. Si ya estamos sintiendo los efectos de la desaceleración económica, imagínense cuando el próximo gobierno tenga que repartir la torta y le toque servirse su pedazo.

Quizás eso debería estar metido por alguna parte en las cuentas nacionales, lo mismo que el narcotráfico y la minería ilegal. O sea, si no hacemos lo suficiente por erradicarlas, al menos contabilicémoslas (estimándolas, se entiende) para que los números nos cuadren y podamos predecir cuánto se puede esperar que nos roben (porque, les cuento, cuando le roban al Estado nos están robando a todos).

Pero volviendo el tema anterior, lo más probable es que el próximo presidente sea uno o una con experiencia –o al menos con un equipo con experiencia– en robar con las arcas públicas llenas. Un presidente que beneficie el crecimiento lo más que podría pensar es en asociaciones público privadas, jamás hacerle ascos a la inversión, considerar el extractivismo como algo necesario y promover sectores que emplean a muchas personas, que es algo que no se ha estado haciendo como se hubiera podido. Todo esto genera un flujo para el Estado, que lo va a tener por bienvenido.

Así que cuando estemos creciendo a 2% al año y no haya empleo y estemos con las protestas sociales hasta el cuello, ya sabremos a quién echarle la culpa.