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Luis Davelouis: Con cariño para PPK
“Para él, es iluso pensar que esas políticas que funcionaron más o menos bien durante 10 o 15 años sigan siendo útiles o siquiera tengan sentido en los próximos 20 (años)”.
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"Si alguna vez has trabajado en tu vida, si algo de lo que tienes en la vida te ha costado verdadero esfuerzo a ti, no a tus padres o a tus abuelos, es muy difícil que seas libertario", me dice un economista brillante con quien conversé en la mañana.
Probablemente él mismo reúne todas las "condiciones" para que algún despistado lo etiquete de inmediato como un miembro recalcitrante de la derecha neoliberal: tiene un doctorado en una universidad de prestigio centenario y actualmente una de las mejores del mundo, ha trabajado por años en banca de inversión, vive y trabaja en un distrito pudiente sobre una calle de apellido compuesto y tiene un librero con escalera.
Sin embargo, no podría decir que es de derecha. Ni de izquierda. Tampoco es un pragmático en el sentido fujimorista del término. "Se aprende haciendo", me dice. Para él, la única manera de crear políticas públicas que tengan sentido es acercándose a la realidad y tocándola. Lo que nos imaginamos funciona y tiene sentido en nuestra cabeza y sobre la mesa de diseño no siempre funciona en la realidad, que además es dinámica. Por eso, para él, es iluso pensar que esas políticas que funcionaron más o menos bien durante 10 o 15 años sigan siendo útiles o siquiera tengan sentido en los próximos 20.
En un momento fue útil lo que dijo Keynes, en otro lo que dijo Bentham, en otro lo que dijo Adam Smith. De repente en un momento es necesario hacer algo que no ha previsto nadie. El consenso de Washington tuvo su momento. Destrabar no es achicar el Estado. Regular no es antimercado. Bajar impuestos sin invertir –y arriesgar– en innovación es de empresarios mercas y autoridades dadas a lo popular y fácil.
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