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Si los hechos condicionaran la realidad, Keiko no tendría hoy más de 30% de intención de voto, Alan García no hubiera sido elegido por segunda vez y Luis Castañeda no sería alcalde. Es cierto que la encuesta de GfK dada a conocer anoche no incorpora el efecto del destape de los plagios de César Acuña en su tesis de doctorado y, presuntamente, también la de maestría.

Pero tengámoslo claro: cuando se dio a conocer que Acuña había engañado, golpeado y empujado por las escaleras a su ex esposa, el escándalo duró poco y no afectó sustancialmente la tendencia creciente de su intención de voto. Cuando se supo que César Acuña había embarazado a una menor de edad que, además, era alumna suya, la indignación pública duró un poco más, pero tampoco lo impactó gran cosa. Visto lo anterior, esperar que el plagio trunque sus posibilidades representa, a la vez, una sobreestimación del pensamiento crítico de sus seguidores y una subestimación de la lealtad del electorado que ya lo hizo su candidato.

Lo mismo cabe esperar de la entrevista concedida por Keiko al diario El Comercio en la que vuelve a defender los delitos del padre y anuncia que los separados de su lista (Alejandro Aguinaga, por ejemplo) son valiosos y por eso regresarán con puestos en el Estado. Todos los gestos de "renovación" del fujimorismo fueron solo eso: teatro, finta como antídoto contra el antivoto.

Después de asegurar que ella carga con una pesada mochila llena de "los errores" de "terceros", Keiko abraza y defiende su mochila. Pero esto tampoco afectará su intención de voto. Al menos, no en primera vuelta.No hemos tenido un buen presidente en 100 años. Esta próxima vez no habrá excepción.

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