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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

PPK se reunió con Keiko. En principio, que las dos figuras políticas más importantes del país se reúnan es positivo. Más aun si consideramos la escalada de tensiones entre el fujimorismo y los demás actores políticos, porque no se puede llevar un país a las patadas. O se puede, pero no es lo que queremos los que no somos del mototaxi.

(Porque censurar a un ministro por su supuesta responsabilidad política por una compra de computadoras realizada en una plataforma digital del Estado y luego explicar que esa misma responsabilidad política no existe cuando la compra la realiza el censor a través del mismo mecanismo se llama doble estándar, apanado y abuso).

Para negociar se necesita que las partes pongan sobre la mesa algo a lo que estén dispuestas a renunciar; a cambio de algo más, claro. Les pregunto a todos los que dicen que para llevar la fiesta en paz solo hay que calmar los ánimos en el Ejecutivo y hacerse el tonto con el mototaxi de Keiko: ¿qué está poniendo o podría poner Fuerza Popular sobre la mesa y a cambio de qué? Yo creo que nada. Ya tiene todo lo que necesita según "el orden constitucional".

La asimetría es flagrante: PPK no puede poner orden en su bancada de 17, mientras que el mototaxi ha funcionado como un bulldozer. PPK no tiene capacidad de operar políticamente, FP tampoco, pero con 72 curules basta con apretar un botón.

A la imagen de debilidad del Ejecutivo no ayudó el mensaje tras la reunión: PPK aferrado al lugar común buena onda, Keiko diciendo que seguirán su agenda política, aunque no haya coincidencias. ¿Qué significa eso?

Es demasiado temprano para felicitarse por la cita o para siquiera pensar que su circunstancia es irrelevante a la vista de lo que representa. Porque no tenemos idea.