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Luis Davelouis: Blanco es inocuo
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Contrario a lo que algunos piensan, votar en blanco es una alternativa tan legítima como votar por un candidato u otro, por simpatía, estrategia o porque te da la gana. El voto en blanco no significa "que otros decidan", significa "ninguno me representa".
Dicho esto, hay una iniciativa –pequeña aún, felizmente– que viene promoviendo el voto en blanco/nulo/viciado para dar ese mismo mensaje: "ninguno de los que está nos representa". Hasta ahí, todo bien. Pero cuando dicen que el único efecto de promover el voto en blanco en las circunstancias actuales es reducir el universo de votos válidos, están en un error.
Me explico: si el universo de votantes fuera perfectamente uniforme y nadie estuviera haciendo campaña ni existieran el "voto duro" o el "antivoto", entonces lo anterior se cumpliría. Pero no es así: sabemos que uno de los dos candidatos en la segunda vuelta tiene un voto duro que además está focalizado en espacios a los que el otro candidato no habrá de llegar o le será muy difícil. Los NSE D y E no votarán en blanco, el voto duro en las regiones no viciará su voto. La campañita por el "voto en blanco" y su pureza se queda entre quienes tienen acceso a Internet de manera regular y que no tienen tan claro aún por quién votar (pues, por lo general, los anti y los pro se quedan tal y como están). Entonces, bajo estas condiciones, que son las que tenemos, el voto en blanco (de nuevo, absolutamente legítimo) o viciado favorece al que tiene más voto duro y solo reduce el universo de los votantes que podrían votar por la alternativa con menos voto duro. Por lo tanto, afirmar que votar en blanco "da igual" no es exacto. Si no te gusta ninguno de los dos y te da igual Miss Bagua que el Grupo Colina, estás en tu derecho, pero no digas que es lo mismo ni lo promuevas. No mientas.
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