notitle
notitle

Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Sin prueba alguna y con toda la evidencia que brinda el sentido común en contra, estás convencido de que alguien se ha metido a la casa del vecino a robar y ha matado a los tres perros a balazos aunque solo hayas escuchado un ruido lejano y en la calle todo se vea normal. Vuelves a llamar al guachi:

- Hércules, se han metido a la casa del vecino, hay que llamar a serenazgo, a la Policía, a…

- ¿Está seguro, señor?– pregunta incrédulo el vigilante.

- Yo escuché el balazo, ¿te acuerdas que te dije? Han matado a los perros para que no ladren y los delaten. ¡Llama, Hércules, llama!

El vigilante agarra nervioso su celular y marca. Suena el timbre, le arranchas el teléfono y le cuentas a la operadora todo lo que ha "pasado". Como eres un buen ciudadano, das tu nombre, el de Hércules, tu DNI, dirección y teléfono.

Al rato llega la Policía y no encuentra nada. Antes de que se vayan, llegan los vecinos con los perros. Cuando estás entrando, tu hijo llega a contarte que viene de reventar sus últimos cohetes por la casa del ex presidente.

Nada de lo que asumiste era cierto. No hubo robo, ni ladrones, ni perros asesinados, ni disturbios por la casa del presidente, ni cerca de los bancos, ni los chilenos de Wong son unos explotadores y, más importante, nunca hubo disparo. Todo fue producto de tu imaginación dada por hecho y cuando los hechos no se condecían con lo que tu imaginación dictaba, simplemente los hiciste a un lado. Eso nos pasa a todos, todos los días, pero no siempre lo descubrimos.

Todo requiere una segunda y hasta tercera mirada. Pensar no duele.

PD. Estimados señores de WONG, disculpen el inconveniente.