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Luis Davelouis: Bamba pa’ ti

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El proyecto Las Bambas peligra y, con él, casi US$10 mil millones en inversiones que ya no se habrían de realizar en el Perú y concretamente en Apurímac, una de las regiones habitadas más pobres del planeta, enclavada en un país que es el quinto mayor productor de oro del mundo. O eso es lo que nos dicen quienes acusan de antiperuano, antiminero o terrorista a todo aquel que se atreva a hacer preguntas incómodas u observaciones por más razonables que sean y aunque no hayan sido levantadas. Ciegos a la contradicción anterior, los adalides de la minería a cualquier precio miden la realidad en dólares y creen que toda otra perspectiva es peligrosa. O de ignorantes emplumados.

Un gobierno debilucho explica la audacia de los agitadores y demás miserables que utilizan las legítimas preocupaciones de la población, sus organizaciones y dirigentes, para beneficiarse política y/o económicamente. Van tres muertos y varios heridos de gravedad. Entonces, ¿cuántas vidas de ciudadano apurimeño se pueden comprar con US$10 mil millones?

¿De quién y cuál es el reclamo justo? ¿Quién usa el desorden? Ya no importa separar la paja del trigo porque, a pulso, los protagonistas de la política nacional nos han convencido de que los matices no existen; que identificarlos es una pérdida de tiempo, pues todos son igual de corruptos, ladrones, deshonestos y lambiscones.

Y en eso estamos. Desde la mina y el MEM (sí, el Estado siempre del lado de la billetera más grande) dicen que no hay cambios en el proyecto que ameriten una revisión del EIA. Los manifestantes dicen lo contrario. Todos tienen intereses. ¿Dónde está la cobertura de prensa que sacará a la luz esas pruebas? Sospecho que morirán más compatriotas.