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Luis Davelouis: Alan y los medios
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Cuando las personas se refieren a los medios de comunicación, tienen en mente monstruos comegente que no se detienen ante nada para salirse con la suya. Un medio puede, según esta idea, agredir a sus enemigos, difamarlos, soliviantar a las masas en contra de ellos y, más o menos, gestionar la vida o la muerte pública del personaje que tenga la mala idea de meterse con ellos o sus intereses. Y no hay quien los detenga. Afirmar que esto no sucede sería mentir y sostener lo anterior como si fuera una verdad de Pablo, el evangelista, también.
Alan García es un ejemplo muy bueno de lo anterior. No hay ningún otro político al que tantos periodistas le tengan tanto miedo disfrazado de respeto. Eso se está acabando poco a poco (empezó la valiente Pamela Acosta), pero aún se mantiene. Una de las razones de esto es porque muchos medios están detrás de muy pocos notables. O notorios. Todos quieren tener a Alan García en su programa (yo también) pero a él no le interesa salir en todos.
Entonces puede escoger dónde sale y con qué condiciones. Recuerdo una discusión con un ex ministro de Alan García: -"Excelente, Luis, entonces pásale las preguntas a mi secretaria y nos vemos mañana para la entrevista". –"Jamás hacemos eso si la entrevista va a ser presencial. Le puedo pasar más o menos sobre qué temas le voy a preguntar, pero no le puedo pasar las preguntas". –"Si no me las pasas, no hay entrevista" –"Si se las paso, tampoco". –"Entonces no va". –"OK, no va". Peor era -"Cuando tengas lista la entrevista, me la pasas para revisarla". –"Nosotros no hacemos eso". –"Voy a llamar a tu jefe". –"Perfecto, aquí tiene su número". Es imposible pretender que nunca se hagan concesiones, pero hay límites. Sobre todo cuando a otros entrevistados no se les da el mismo trato.
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