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Luis Davelouis: Ahogados
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Según la última encuesta de GfK publicada en el diario La República, el 8% de los encuestados cree que existe al menos un político decente. El 90% restante piensa que tal cosa es como un unicornio acebrado con la paleta de colores del arcoíris. Y con alas. No es difícil imaginar por qué.
Finalmente lo lograron: los más controvertidos, cuestionados y oscuros representantes de la política nacional consiguieron que el estercolero crezca lo suficiente para albergarlos a todos y ahora, que "todos" "son" corruptos, nadie lo es. Ser corrupto o no serlo ya no interesa en la evaluación que se hace de los políticos a la hora de elegirlos, otras consideraciones más "prácticas" y menos "idealistas" entran en juego: "¿hace o no hace obra?".
Eso es lo que querían Castañeda, García, Toledo, Fujimori y ahora los Humala-Heredia. Mejor curarse en salud, la transparencia no es bien vista ni consigue réditos (ni siquiera vale la pena arriesgarse), mejor pactar con los malos que siempre ganan y solo cuando son demasiado conchudos es que van presos.
Ese 8% se parece sospechosamente al 10% de aprobación que aún conserva la primera dama. ¿Se dieron cuenta de que hasta ahora eso de la aprobación de la esposa del presidente nunca fue tan importante? ¿Se dará cuenta Humala de lo que eso significa? Porque toma un poquito más que fe creerles que todo es un malentendido y un andamiaje del Apra para alejar la atención de sus propios menjunjes.
Humala y su esposa están completamente solos y hoy son indistinguibles de todos aquellos de quienes buscaron distanciarse en algún momento. Políticos tradicionales (fujimorismo dixit), más de lo mismo, iguales a todos pero absolutamente solos.
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