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Luis Davelouis: Acuña y la TV basura
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Varios medios de comunicación dan cuenta de que se eligió como mejor "artista" de la TV del 2015 a uno de los protagonistas de lo que se ha dado en llamar televisión basura. Un individuo que ha convertido su vida cotidiana en un reality show, en un derivado de otro reality en el que se dedica a armar torres con vasitos de plástico, contestar preguntas de cultura general de educación primaria, correr de un lado al otro y pelear con otros como él con palitos acolchados.
Ignoro si el mencionado señor tiene alguna otra cualidad o sobresale en alguna actividad de las que no se agoten rápidamente con los años, pero con lo listado líneas arriba ya es el ídolo de miles de jóvenes que lo siguen a través de las redes sociales y en la vida real. Por supuesto, de él no es responsabilidad principal, no es él quien invierte millones para promoverse.
Dudo de que se trate de algo involuntario, pero los medios que producen, transmiten y se cuelgan de estos programas incentivan el cultivo de una serie de valores que no necesariamente están alineados con lo que (asumo, pero solo puedo hablar por mí) los padres intentamos enseñar a nuestros hijos. Consumismo salvaje, exaltación de la apariencia, intrascendencia de la esencia; preferencia por lo inmediato y lo efímero sobre el logro de largo plazo, desdén de la persistencia. Individualismo extremo que siempre es ridículo y ciego: mis decisiones me afectan a mí y si afectan al resto, eso también se puede vender.
¿Cómo les podría importar al casi millón de chiquillos que lo siguen en Twitter lo que pase o no pase con PPK o La Vero o quiénes son y qué hicieron Fujimori, Montesinos o Guzmán? ¿Qué puede importar que César Acuña sea o no corrupto, contrate a Luis Favre o sea presidente? ¿De qué se quejan los medios?
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