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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

La designación de Bruno Giuffra al frente del MTC y del congresista Pedro Olaechea en Produce ha generado, como se esperaba, alguna controversia entre quienes los ven como los más conspicuos representantes de lo que queda del neoliberalismo y del mercantilismo, y quienes piensan que son, por lo mismo, dos piezas que no deberían faltar en ningún gabinete, nunca.

Alguien que mira todo esto desde bastante cerca me dijo: "No lo puedo creer, pero así queda demostrado que no tienen a nadie, que nadie se quiere comprar esos pleitos". Otra me contó que en el gobierno Giuffra es percibido como un buen ejecutor (¡en una serio!) y que Pedro conoce a fondo el sector por sus lazos con la Sociedad Nacional de Industrias. Además, ninguno de los dos tiene demasiados anticuerpos en el fujimorismo y esto último sí es verdad.

También es verdad que nadie con una reputación similar a la de Jaime Saavedra o un currículo, habilidad y aspiraciones políticas como las de Martín Vizcarra está haciendo cola para apuntarse a ministro. Sin embargo, la reticencia del Gobierno a abrir la cancha a otras posibilidades solo se puede explicar por una completa desconfianza y apuesta por el malo conocido percibido además como el mal menor.

El MTC es un ministerio clave para el desarrollo y reconstrucción nacional y por eso tiene 50 mil contrapartes que van desde asociaciones de vecinos que quieren Internet pero se oponen a que les pongan antenas celulares cerca, hasta presidentes regionales con aspiraciones y agenda propia. Produce debe ser un articulador entre el sector público y privado para no estar escogiendo ganadores que pescan a río revuelto. Ambos ministerios necesitan ministros con perfiles eminentemente políticos. Pero parece que esos ya se le acabaron a PPK.