[Editorial] Erradicar al ministro (GEC)
[Editorial] Erradicar al ministro (GEC)

Con solo unos días en el cargo, el ministro Luis Barranzuela ha dejado en claro que ha llegado al Gobierno con una agenda muy concreta. Lo suyo ha sido meter primera, hacer uno que otro cambio y de inmediato pisar a fondo el acelerador. Sin temor a exagerar podría decirse que el objetivo pareciera ser convertir al Perú en un narcoestado.

En ese atropellado arranque, por lo pronto, ya vició la lucha contra el narcotráfico, interrumpiendo abruptamente las políticas de erradicación de coca en el Vraem y deslizando acusaciones de corrupción –sin pruebas, desde luego– a los directivos de Devida, cuyo presidente ejecutivo, Fidel Pintado Pasapera, ha renunciado.

El Gobierno debe tomar medidas concretas que vayan en sentido contrario a los intereses del ministro del Interior y los planes del congresista Guillermo Bermejo, ­sobre dejar la cancha libre a los cocaleros de esa conflictiva zona, donde las fuerzas de seguridad libran batallas diarias contra los carteles y los remanentes terroristas. De no hacerlo, se corre el riesgo de aparecer ante la comunidad internacional como cómplice de las redes transnacionales del tráfico de drogas.

La premier Mirtha Vásquez se ha comprometido a fortalecer Devida, órgano rector en la lucha contra este flagelo, y a reanudar los operativos de erradicación. Pero eso tiene que traducirse a la realidad, por ejemplo, poniéndoles nueva fecha de inicio. Ayer, la Premier dijo de manera elegante que la designación de Barrenzuela la decidió el presidente Castillo por razones políticas. Bueno pues, es hora de fijar posición, actuar con transparencia y evitar convertirse cómplice señora ministra.

Es preciso recordar que, a fines del 2016, se había logrado bajar la cantidad de hectáreas de cultivo de hoja de coca a 40 mil, pero después de la pandemia estos guarismos prácticamente se han duplicado.

El Ejecutivo no puede ceder a los descabellados planes que el asesor legal de Perú Libre, hoy con investidura de ministro, ha puesto en práctica atropelladamente, sin siquiera molestarse en atender a las opiniones de los expertos en la materia. Sus objetivos particulares son claros, pero estos no son ni pueden ser los objetivos del Perú.