(GEC)
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A Hércules le impusieron un trabajo gigantesco, limpiar los establos del rey Augias que estaban llenos de estiércol de su ganado. Y, además, tenía que hacerlo en un día de manera que su fuerza no era suficiente para semejante reto. Debía utilizar su inteligencia.

Postular al Congreso de la República en el Perú es casi como el reto de Hércules, debemos limpiarlo de sus taras, de sus fallos históricos, de sus inmundicias, de normas inservibles, de la utilización de la política en beneficio de intereses particulares, de sus negocios en perjuicio de los intereses generales, a costa de los intereses de la gente, de los peruanos y las peruanas.

No podemos permitir que el Congreso sea un establo en el que se escondan los forajidos, una cueva de ladrones o una ruta de escape para los delincuentes en base a una inmunidad parlamentaria que debe desaparecer.

Quienes lleguemos al Congreso, si el voto popular lo permite y el soberano nos bendice, tenemos como misión central: limpiar. Desplegar toda nuestra creatividad, nuestra inteligencia y habilidades para luchar contra todo aquello acumulado a lo largo de tantos años de consolidar malas mañas que, además, se consolidaron dándole las espaldas a la gente.

Limpiar el Congreso no se podrá hacer por la fuerza, las fuerzas corruptas enquistadas allí se defenderán con habilidad. Como Hércules tendremos que usar la inteligencia, recurriendo a las todas las armas constitucionales y legales para ordenar este poder del Estado, que paradójicamente el pueblo considera lejano y ajeno cuando su principal competencia es representarlo.

Disclaimer: La autora de esta columna es pre candidata al Congreso por el Partido Morado.

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