El cambio tendrá efecto para nuevos pensionistas. (Perú21)
El cambio tendrá efecto para nuevos pensionistas. (Perú21)

Esta pregunta es muy relevante en esta época en que vivimos cada vez más en promedio, lo que implica que necesitaremos más recursos para la vejez. Hay dos cosas sobre las que tenemos certeza: que un día vamos a morir y que no sabemos cuándo ocurrirá. Esto trae la posibilidad de incurrir en el riesgo de longevidad, que implica gastarnos los ahorros mientras seguimos vivos.

El impacto financiero de la longevidad es enorme. Si ahorré S/226,000 y sé que solo viviré hasta los 75, a los 65 podría jubilarme y comprar una renta de plazo fijo de S/2,514 mensuales, pero si supiera que voy a vivir hasta los 85, solo podría comprar una renta de S/1,717. Si no sé cuánto viviré y no quiero asumir el riesgo, podría comprar una renta vitalicia de S/1,570. Las rentas se ajustan 2% anualmente. Vivir más, cuesta más.

El riesgo de longevidad no es menor, particularmente si consideramos que hoy la gente opta por llevarse la totalidad de sus fondos de la AFP cuando se jubila, y muchos lo hacen anticipadamente aun a los 50 años y dejan de ahorrar. Mientras más larga nuestra expectativa de vida, más debemos ahorrar.

Vivir una larga vida atrae a todos, pero nadie quiere envejecer, peor si en el camino se queda sin dinero. Por ello la pregunta sobre si la longevidad es una bendición o una maldición. Para que no sea lo último debemos actuar juiciosamente, ahorrando para nuestra vejez el mayor tiempo posible y usando al menos una parte de este ahorro para comprar un producto que nos elimine el riesgo de longevidad: la renta vitalicia, absurdamente vilipendiada. Tener mala salud también haría de la longevidad una maldición, pero esa es otra discusión.

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