(Foto. Andina)
(Foto. Andina)

Al cerrar el día, es evidente que este será un Congreso fragmentado. Tal vez más fraccionado que el anterior porque nadie tendrá mayoría absoluta, así que la construcción de alianzas multipartidarias será el camino ineludible para legislar y ganar margen de maniobra. La dispersión hace difícil saber cómo se armarán finalmente esas alianzas, pero lo sabremos pronto cuando tengan que reunir los 66 votos para definir la Mesa Directiva y la presidencia del Congreso.

Lo que sí es un hecho es que los grandes derrotados son el aprismo y la segundilla del fujimorismo. Solidaridad Nacional y Contigo han sido pisoteados por los electores. El Apra, por su lado, desde 1963, es la primera vez que postula al Congreso y no entra. Pasan por su peor momento en más de medio siglo, en un desenlace que ellos mismos han construido. Como dice el dicho, “uno cosecha lo que siembra”.

La sorpresa la trae el Frente Popular Agrícola FIA del Perú (Frepap), que, con una campaña de hormiga y popular, pone en el Congreso a un partido de origen religioso, anunciando el aterrizaje de una agenda política que no ha estado en el debate reciente, pero que puede determinar la discusión pública en el futuro inmediato. Su resultado nos recuerda que existe un país sin voceros en los principales programas de radio y TV, pero capaz de arrasar con el establishment político.

¿Y Martín Vizcarra cómo queda? Por ahora, bien posicionado. Quienes construyeron una imagen de obstrucción a su gobierno y a los intentos de reforma han salido trasquilados, así que este resultado puede ser recibido como una victoria y un respaldo que le permite ingresar sin tanta turbulencia política a la etapa final de su gobierno.

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