Los jugadores pueden recurrir a un ejército de cuentas falsas en las redes sociales, retocar imágenes o propagar artículos poco rigurosos para conseguir sus fines. (Global Media)
Los jugadores pueden recurrir a un ejército de cuentas falsas en las redes sociales, retocar imágenes o propagar artículos poco rigurosos para conseguir sus fines. (Global Media)

En el Perú, el fenómeno de las fake news, que busca desinformar sistemáticamente mediante la difusión de información falsa, para manipular a la opinión pública y lograr una mejor posición política, está cada vez más extendido. No siempre se trata de la propagación de datos falsos, sino también de estrategias articuladas entre políticos, operadores y trolls para demoler al rival. Esa información salta de un tuit a otro, luego al Whatsapp y luego al submundo de los foros donde se crean verdades paralelas, hasta que algún “periodista” termina llevando la “noticia” al papel, la radio o TV.

Si nos dejáramos convencer por ese tipo de información, esta semana habrían fugado del país PPK y el ex ministro Thorne. También habríamos visto una reunión maléfica entre Vizcarra, PPK, Allan Wagner y monseñor Barreto. Como si eso fuese poco, el fiscal Domingo Pérez tendría una relación lo suficientemente cercana con Abimael Guzmán como para tomarse fotos abrazados. Además, la esposa del ex procurador Ronald Gamarra –y esta la difundió un congresista– sería la fiscal que incluyó a Pedro Chávarry como miembro de Los Cuellos Blancos del Puerto. Todo lo anterior es objetivamente falso.

A eso sumemos las voladas de que el golpe de Estado que dará Vizcarra es inminente o que Vizcarra estaría negociando por lo bajo la libertad de Keiko Fujimori a cambio del archivamiento del caso Chinchero. A pesar de que no existe ninguna prueba, esa información corre como fuego en pólvora, animada por voceros, asalariados y aliados del aprismo y fujimorismo. ¿Van a pedir perdón cuando nada de eso suceda o dirán que no ocurrió gracias a ellos?

Tomen nota de quiénes están detrás. Son los responsables de una nueva forma de sembrar terror en nuestra sociedad para obtener beneficios personales.