(GETTY)
(GETTY)

!La cuarta revolución industrial es la era digital, del Wi-Fi, de la robótica, de los millennials, de la comida saludable, del delivery y de la equidad de género. ¡La empresa tradicional ya fue!

El smartphone con información y comunicación ilimitada en la palma de la mano, ya cambió la forma de trabajar, de decidir y de actuar.
Google sepultó la Británica, las páginas amarillas y el *103. Garmin ingresaba en el mercado peruano y Waze ya lo hundía.

En redes sociales, tres periodistas mueven masas con producción y difusión de bajo costo. Mientras la Sunafil, el anacrónico ejército supervisor del mercado laboral, iniciaba una huelga contra las prácticas laborales de su propia institución.

¿Cómo se puede adaptar una empresa a los cambios tecnológicos sin flexibilidad laboral?, ¿cómo transformar un call center en una central digital sin reconvertirla?, ¿cómo robotizar una línea de producción sin reasignar y racionalizar puestos de trabajo?, ¿cómo superar una pérdida de competitividad y rentabilidad sin poder desvincular?

Además, ¿cómo crecer sin tecnología que sustituye mano de obra no calificada?, ¿cómo cerrar un negocio que no va más?

Es urgente ver el problema laboral sin anteojeras y con visor multimedia.
¿Acaso en el Ministerio de Trabajo no se dan órdenes por medios digitales o siguen usando fax?

¿Instruyen a sus colaboradores por Whatsapp o siguen con beepers? ¿Acaso tienen asesores las 24 horas, los siete días de la semana?, ¿cuánto tiempo más existirá un Ministerio de Trabajo?

¡Flexibilidad señores, que ya llegó el smartphone a Cuba!

¡La competitividad del país arranca por la flexibilidad laboral!

TAGS RELACIONADOS