El liderazgo peruano en cuestión. (Getty Images)
El liderazgo peruano en cuestión. (Getty Images)

Aunque el liderazgo del Perú en la crisis venezolana no ha conseguido mayores resultados, este puede considerarse un éxito al haber posicionado al país en un tema de gran importancia regional. Lamentablemente, este logro puede verse perjudicado.

En primer lugar, la defensa de la democracia no se puede limitar a . Ciertamente, el régimen chavista es el caso emblemático, reúne los principales problemas de América Latina: autoritarismo, abusos de derechos humanos, corrupción y acusaciones de narcotráfico. Pero también existen otros países con gobiernos bastante cuestionados que no pueden pasarse por alto.

La reelección del presidente en estaba prohibida y la consideró que las elecciones debían repetirse. No solo la crítica es inexistente, sino que además Honduras es parte del Grupo de Lima. Increíble.

Además, la principal razón utilizada para retirar la invitación a Venezuela no tiene mucho sustento. La Declaración de Quebec 2001 no es vinculante, y no evitó que Cuba asista a la Cumbre de Panamá 2015. No se puede invitar, confirmar la invitación y luego desinvitar sin que haya sucedido nada nuevo en Venezuela.

Esta política exterior de aislamiento y crítica internacional al régimen de Maduro no pueda pasar por excluir a Venezuela de aquellos ámbitos multilaterales que son sustanciales para discutir estos temas. Es mejor una OEA con Venezuela que sin ella. Lamentablemente, al tratarse la Cumbre de las Américas de un evento auspiciado por la OEA, el retiro de la invitación por parte del Perú puede terminar justificando la salida de Venezuela del organismo interamericano.