Liderazgo juvenil y transformación

"El Perú necesita líderes frescos, preparados y comprometidos con una visión de país. Fomentar el liderazgo juvenil no es solo responsabilidad del Estado o del sector educativo, sino también del empresariado que quiere construir un país más dinámico, justo y competitivo".

Actualización 04/04/2025 – 4:40

El liderazgo juvenil ha cobrado un papel protagónico en la transformación del tejido empresarial peruano. En un país donde el 60% de la población es menor de 35 años, según cifras del INEI, ignorar el rol de las nuevas generaciones en la construcción de un modelo económico más innovador, inclusivo y sostenible sería un error estratégico.

Los jóvenes no solo son consumidores, sino también emprendedores, líderes y agentes de cambio. Según el Global Entrepreneurship Monitor, el Perú es uno de los países con mayor intención emprendedora entre jóvenes, con más del 40% de los peruanos entre 18 y 34 años interesados en iniciar un negocio. Sin embargo, enfrentan barreras estructurales como la falta de acceso a financiamiento, capacitación y redes de apoyo que limitan su potencial.

Uno de los mayores retos es la falta de espacios institucionales para canalizar la energía transformadora de los jóvenes. Muchas veces, las estructuras tradicionales de liderazgo no les permiten participar activamente en la toma de decisiones empresariales. Esta exclusión no solo desperdicia talento, sino que también debilita la capacidad de innovación del sector privado.

Iniciativas como las desarrolladas por CAENE, a través de sus programas de formación ejecutiva y liderazgo juvenil, vienen fortaleciendo esta nueva generación de líderes. A lo largo de los últimos años, miles de jóvenes han recibido formación especializada, herramientas de gestión y oportunidades de conexión con referentes empresariales. Este ecosistema formativo ha logrado que jóvenes peruanos no solo lideren proyectos exitosos, sino que también inspiren a otros a sumarse a un proceso de transformación colectiva.

La evidencia internacional respalda este enfoque. Un estudio del Banco Mundial demuestra que las empresas que integran liderazgo joven en sus equipos directivos tienen mayor capacidad de adaptación y crecimiento. Además, los jóvenes tienden a priorizar modelos de negocio con propósito, impulsando agendas de impacto social y ambiental que hoy son esenciales para la competitividad.

El desafío es generar una cultura empresarial que valore la voz juvenil como motor de progreso. Las empresas deben abrir espacios para la cocreación intergeneracional y las políticas públicas deben promover el acceso equitativo a oportunidades para liderar. El liderazgo joven no es solo una apuesta por el futuro, es una respuesta urgente a las necesidades del presente.

El Perú necesita líderes frescos, preparados y comprometidos con una visión de país. Fomentar el liderazgo juvenil no es solo responsabilidad del Estado o del sector educativo, sino también del empresariado que quiere construir un país más dinámico, justo y competitivo.

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