El saliente titular de la PCM, César Villanueva, saludó al presidente Martín Vizcarra y al nuevo jefe del Gabinete, Salvador del Solar. (Foto: Hugo Pérez / GEC)
El saliente titular de la PCM, César Villanueva, saludó al presidente Martín Vizcarra y al nuevo jefe del Gabinete, Salvador del Solar. (Foto: Hugo Pérez / GEC)

Con la popularidad presidencial en descenso, aunque todavía con niveles respetables de altitud, la única manera de evitar que a Salvador del Solar se le convierta el premierato en un lecho de Procusto, es hacer sentir a la población que el país avanza en la solución de sus problemas.

Esto que parece obvio, pues no lo es. Incluso cuando, en gobiernos anteriores, se vivió un feliz periodo de crecimiento económico –sostenido por los saltos en el precio de los metales–, se decía asimismo que beneficios y cifras encomiásticas en el papel se trasladaban en proporciones liliputienses al bolsillo de los ciudadanos de a pie. Eran tiempos en los que se discutía el así llamado “chorreo” de tales beneficios, que, según analistas y políticos zahoríes, no llegaba hasta los estratos más vulnerables de la sociedad peruana. Se quedaban arriba.

Hoy en día, la Magdalena no estará para tafetanes, pero tampoco para crespones. Así que la tarea inmediata, casi automática, es optimizar la asignación de recursos públicos, reforzar los temas de seguridad ciudadana y, por supuesto, darles impulso a iniciativas que puedan movilizar la economía en beneficio de todos.

Del Solar ha dejado en claro que no repetirá los errores de su gestión como ministro. La experiencia, ha dicho, le dejó varias lecciones. Su capacidad de comunicador es en estos momentos menos importante que la planificación de una estrategia que, sin descuidar el apoyo a las investigaciones sobre la corrupción (léase: no interferir en el trabajo de los fiscales), logre calar en la ciudadanía a través de hechos concretos.

El presidente Vizcarra cuenta con un significativo capital social que lo respalda, que el premier no solo debe defender en aras de la gobernabilidad o el liderazgo del jefe de Estado. La aprobación de las encuestas es siempre volátil, y debe entenderse también como expectativa: es la gente que, pese a todo, confía en que algo puede cambiar en el Perú para mejorar sus vidas.