El retorno a la bicameralidad fue aprobado  con xx votos a favor, xx en contra y xx abstenciones. (Foto:USI)
El retorno a la bicameralidad fue aprobado  con xx votos a favor, xx en contra y xx abstenciones. (Foto:USI)

No se dejen engañar. No es verdad que se haya eliminado la reelección de congresistas. Con la norma aprobada, los 130 que ocupan actualmente una curul podrán postular a los cargos de diputado o senador en 2021, pues ya no postularán a un Congreso sino a un Parlamento (el detalle está en las palabras). Recién para 2026 no habrá reelección, pero, ojo, un diputado podrá postular a senador y un senador a diputado, pues son cargos distintos. Es decir, un legislador podrá estar eternamente en el Parlamento, lo que me parece bien si así lo deciden sus electores, pero es una vergüenza que nos intenten vender gato por liebre.

Lo de la bicameralidad también viene con chicharrón. Han aprovechado para cambiar el mecanismo para la cuestión de confianza, dándole “constitucionalidad” a la propuesta de Mulder que en este momento está bajo análisis en el TC. Entre otras cosas, ya no se podría presentar una cuestión de confianza para la aprobación de una norma o procedimiento legislativo. Es decir, el presidente ya no podría usar esta herramienta para impulsar una reforma judicial o política, pues estas requieren leyes. Tal recorte a la facultad presidencial constituye una afectación directa al equilibrio de poderes.

No pasemos por alto que estos dos caballos de Troya recibieron el voto de los ministros, también congresistas, Villanueva y Zeballos. En política siempre se deben encontrar puntos medios para avanzar, pero esta cesión parece un exceso.

La del estribo: votar por Muñoz para que Lima no caiga en manos de quienes no ofrecen ninguna alternativa viable es inteligente, pero también lo es votar por Juntos por el Perú para que Hernán Núñez salga electo como regidor. Hernán es valiente, conoce la función y será bueno tenerlo en el Concejo Metropolitano.

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