(Foto: Midis)
(Foto: Midis)

Cuando el martes salimos con la portada de “Dina dos veces”, por haber sido puesta en evidencia dirigiendo asociaciones mientras era titular del Midis y vicepresidenta del Perú, no imaginamos que la misma idea se aplicaría luego de su participación en el Foro Económico Mundial, en Davos, Suiza.

En el evento, Boluarte hizo un llamado a los empresarios de todo el mundo a invertir en el Perú, asegurando que en nuestro país “hay un manejo responsable del gobierno” que ofrece “confianza y reglas claras para la seguridad jurídica”. Es decir, una suerte de desdoblamiento de la realidad. Ese Perú que vende Dina no es, ni por asomo, el Perú que sufrimos los peruanos ahora mismo, un país que tendrá cero (CERO) crecimiento de inversión privada en 2022, justamente porque no hay reglas claras, con amenazas permanentes al empresariado.

Y para que no quede duda de su estrábica visión de la realidad, durante una cena que era también parte del cónclave, rajó de la actividad minera en el país, metiendo a todas las empresas en el mismo saco, formales e informales, afirmando que contaminaban el medio ambiente, destruían las fuentes hídricas o incumplían los acuerdos firmados con las comunidades afectadas.

Una Dina de día y otra de noche, podría decirse. Cuando pensábamos que solo Castillo nos hace quedar mal cuando sale al extranjero, con las balbuceantes tonterías que suele emitir apenas le ponen un micrófono, nos equivocamos. La actual vicepresidenta será más articulada que el mandatario a la hora de expresarse, pero esa aparente solvencia verbal la usa para distorsionar la verdad, insultando incluso la inteligencia de quienes la escuchan.

A ella, en su ignorancia, le habrá parecido que estaba ante un montón de “gringos” a los que era fácil contarles cuentos, como a cualquier turista desavisado, olvidando que al foro de Davos acuden inversionistas, sí, pero sobre todo van estadistas, economistas, premios Nobel y expertos de talla mundial. Todos ellos, a no dudarlo, muy al tanto –o en capacidad de verificarlo al instante– de los estándares bajo los que trabaja la gran minería, la formal, en el país, similares a los que se exigen internacionalmente.

La única novedad para su auditorio, si la hubo, debe haber sido comprobar, una vez más, la baja estofa y nula credibilidad del gobierno que fue a representar. Pobre Perú, de papelón en papelón.