(Foto: Presidencia)
(Foto: Presidencia)

A medida que van pasando las semanas, está quedando al descubierto el pésimo trabajo que hicieron el expresidente Martín Vizcarra y la ministra de Salud, Pilar Mazzetti, en la contención del COVID-19 en el Perú. No solo por la alarmante demora en las vacunas, sino por las cifras que se vienen sincerando.

El periodista Michel Reid, editor para temas sobre Latinoamérica en el prestigioso semanario británico The Economist, sostuvo escuetamente, en su cuenta personal de Twitter, que “podría haber muchos factores detrás del mal desempeño del Perú frente a la pandemia. Pero sin duda uno sería la pésima gestión de Martín Vizcarra. Motivo para autocrítica de los muchos que todavía lo apoyan. Y para una investigación imparcial”.

Los aproximadamente 2,500 fallecidos en exceso, por cada millón de muertes registradas en el Perú –es decir, 2,500 personas por encima del promedio habitual de muertes en el país, muy posiblemente víctimas mortales del contagio– arrojan, según el cuadro del Financial Times presentado por el periodista, un total de casi 90,000 occisos desde el inicio de la pandemia. Una cifra escalofriante, mayor al doble de la que se manejaba en el Ministerio de Salud y uno de los peores registros de muertes por COVID-19 en el mundo, donde nos superan solo los consabidos países cuyos mandatarios se negaron a darle importancia al patógeno: EE.UU., Brasil, México y Rusia.

Con la segunda ola de contagios ya en ciernes y sin vacunación masiva en el horizonte próximo, no podemos decir que el panorama sea precisamente alentador. Al mando de la defensa de la salud pública en nuestro país continúa la misma persona que sabemos que ha fracasado tanto en su gestión de la pandemia como en la compra de vacunas, desoyendo advertencias y opiniones de expertos dispuestos a colaborar con su país.

Esperamos que haya un plan de contingencia si las cifras de contagios vuelven a descontrolarse, como muchos temen que ocurra tras estos días de fiesta y comienzo del verano. Si no prioriza el tema, el presidente Francisco Sagasti estará condenado a repetir los errores de su antecesor. Las decisiones claras son ya urgentes.