En los últimos días, familiares de pacientes con COVID-19 acamparon fuera del hospital Santa Rosa de Piura (Foto: Carlos Chunga Yesquén)
En los últimos días, familiares de pacientes con COVID-19 acamparon fuera del hospital Santa Rosa de Piura (Foto: Carlos Chunga Yesquén)

A pesar de que la pandemia todavía no ha pasado, ya podemos extraer algunas lecciones. Primero, para diseñar políticas públicas eficientes y focalizadas se necesita de una adecuada base de datos. La información sobre quiénes son los que necesitan ayuda y dónde están es indispensable y Perú no la tiene. Segundo, el Estado adolece de una adecuada capacidad de gestión.

Ambas carencias son anteriores a la pandemia. En los últimos, diría, cincuenta años, los gobiernos han prometido invertir más y mejor en salud y educación y no lo han hecho. No han reformado al Estado y han dejado altos los costos de la formalización. Se han preocupado de administrar el corto plazo y jugar para el aplauso de las tribunas, sin pensar en los impactos reales sobre las personas.

Tercero, en momentos de crisis aguda, las ideologías deben dejarse de lado y hacer lo que mejor funciona, no importa quién lo haga, el privado o el Estado. La cooperación es determinante. Las ciudades y países que mejor enfrentaron la pandemia fueron aquellos en que existió colaboración. No buscar culpables, sino soluciones. Criticar y proponer, pues criticar sin proponer es destruir.

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Cuarto, enfrentar los problemas con la menor turbulencia política posible es clave. La capacidad de ponerse de acuerdo debe ser una práctica normal en el Perú.

No se puede ser tan irresponsable al proponer un mayor gasto sin aclarar al menos dos cosas: por un lado, de dónde saldrá el dinero y, por otro, cuáles serán las consecuencias indeseadas que permanecen ocultas en el corto plazo. Nuestros políticos deben estar a la altura de las circunstancias, dejar venganzas e intereses personales de lado, pues al final solo perdemos los ciudadanos de a pie.

En abril habrá elecciones generales en un momento económico y social complejo. ¿Cómo puede haber tantos candidatos a la Presidencia? ¿Realmente saben qué hacer con la economía? Entonces que nos enumeren cinco medidas concretas que tomarían el 29 de julio de 2021, con su respectivo análisis de impactos y de costo beneficio. Si no lo saben, mejor no postulen.

Quinto, la caída de -12% de 2020 se explica, en parte, por los 107 días de aislamiento; muchos señalan que el gobierno no debió hacerlo. Lo cierto es que enfrentaba un dilema: reactivar o contener. Podían ser compatibles, pero para eso se requería un buen sistema de información que no existía, para de ese modo focalizar la ayuda en los que la requerían.

Sexto, ¿cómo cambiar? Haciendo lo que debió hacerse, aunque no tenga resultados inmediatos. Nadie duda que los servicios básicos no son iguales para todos. Muchos piensan que ello se soluciona gastando más. De hecho se requiere dinero, pero lo más importante es la gestión del Estado. ¿Cómo puede ser posible que estemos en la cola de los países receptores de la vacuna? Que quede claro, no es un tema de dinero, sino solo de gestión.

Séptimo, si el Estado no fue capaz de comprar las vacunas, ¿creen que puede serlo haciendo otras tareas? Dejemos los dogmas y veamos la realidad. Analicemos sin apasionamientos qué es lo que funciona y qué es lo que no funciona, y actuemos.

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