Pedro Chávarry (Perú21)
Pedro Chávarry (Perú21)

La permanencia de Pedro Chávarry al frente del Ministerio Público es inaceptable, insostenible, vergonzosa y evidencia la calaña de quienes se mantienen al mando de la administración del sistema de justicia en nuestro país. Si el fiscal de la Nación tuviera una pizca de dignidad y honor, habría renunciado, pero sus últimas declaraciones –tras ser sindicado como integrante de la organización delictiva Los Cuellos Blancos del Puerto– indican que carece de tales valores.

Anoche, haciéndose la víctima, volvió a negarse a renunciar; atribuyó los graves cuestionamientos que pesan sobre él a una campaña orquestada por quienes defienden a los verdaderos corruptos. Solo le faltó gritar “soy inocente”. Lo que sí hizo fue practicamente amenazar a la fiscal Sandra Castro, quien dirige la investigación que lo involucra.

De ahí que el pronunciamiento de la asociación civil Transparencia, que le reclama dar un paso al costado hasta que se esclarezca su participación en la banda delincuencial que, según el informe fiscal, lideraba el suspendido juez supremo César Hinostroza, merece no solo el respaldo ciudadano sino, sobre todo, el aval del Gobierno, los partidos políticos y las autoridades públicas.

Desde el Ejecutivo, nadie ha hecho eco –aún– del reclamo a Chávarry. La oposición congresal de Fuerza Popular, por su parte, ha preferido no comprarse el pleito y ha manifestado que esperará a que el Parlamento, donde tiene mayoría, resuelva primero la denuncia constitucional contra quien ocupa el sillón de la Fiscalía de la Nación. Innecesaria cautela fujimorista cuando ya su lideresa, Keiko Fujimori, ha comentado que Chávarry se debe quedar en el puesto.

Transparencia también le ha reclamado celeridad al Congreso en el trámite de la denuncia constitucional del fiscal supremo Pablo Sánchez contra Hinostroza y cuatro ex miembros del Consejo Nacional de la Magistratura.

En ese poder del Estado, sin embargo, no hay la intención de resolver el tema con prontitud. Mientras tanto, Hinostroza firma sentencias y Chávarry tiene a su disposición información privilegiada sobre la investigación que lo incrimina. Sabe quiénes lo acusan, con qué pruebas y argumentos. Por eso su sentencia “seré implacable en la investigación” no suena a mensaje para los corruptos, sino más bien a advertencia para sus detractores.