Frente al Legislativo, Martín Vizcarra sostuvo que sometería a referéndum la no reelección inmediata de congresistas. (Foto: Andina)
Frente al Legislativo, Martín Vizcarra sostuvo que sometería a referéndum la no reelección inmediata de congresistas. (Foto: Andina)

Junto con la noticia de la avería de una tubería matriz de desagüe en San Juan de Lurigancho conocimos hechos comprometedores para el presidente Vizcarra. Tiene innegables vínculos con empresas constructoras encausadas por corrupción. Es una obligación nacional que esto se investigue sin obstáculos. Su desmentido no basta.

La denuncia es categórica. La empresa de Vizcarra trabajó para un consorcio encabezado por Odebrecht y además fue apoderada de la constructora G&M en Ilo. Al ex fiscal Pedro Chávarry lo quieren enviar a prisión (el rumor es que será pronto) sin pruebas de su participación en el deslacrado de una oficina de Fiscalía, imputándole también haber recibido entradas de fútbol de Edwin Oviedo.

En este contexto hay una arremetida matonesca en el Congreso para que los congresistas tránsfugas que dejaron su partido formen bancadas a discreción. Desde el gobierno de Fujimori-Montesinos, los tránsfugas renuncian mayormente a su bancada por plata y prebendas.

Se practica la política del microbusero achorado: cero reglas y aplicar prepotentemente un fallo del Tribunal Constitucional al respecto. Nótese que no es un fallo (requiere cinco votos) sino una sentencia interpretativa firmada por cuatro tribunos. “Declara INFUNDADA” la demanda planteada por algunos congresistas para que cada renunciante haga lo que le cante el forro.

El TC indica que quienes dimitieron solo pueden crear un grupo si la renuncia es por razones de conciencia (pena de muerte, aborto) debidamente justificadas. Quienes se fueron porque el gobierno de PPK les ofrecía obras y prebendas para votar contra la vacancia presidencial solo son desleales y embusteros, hasta videos hay.

Lo mismo ocurre en este gobierno. Se observa a varios congresistas doblegados por temas judiciales, resultando varios colaboradores eficaces. En realidad, quienes se fueron por razones subalternas deberían dejar la curul al accesitario. Sin el partido que los llevó al Congreso, no llegaban ni a la esquina. Hay países donde la curul se pierde (la silla vacía).

Por ello resulta patética la discusión en el Congreso sobre este tema. Los parlamentarios repudiados por la opinión pública y los medios por falsificar documentos ahora son presentados como grandes valores democráticos. La amnesia sobre sus inconductas es sorprendente. Es obvio, se quiere pulverizar al Congreso y destruir al fujimorismo que obtuvo su mayoría vía votación democrática.

En el ámbito judicial, los propósitos también son oscuros. Se encarcela a los enemigos políticos. Eso ocurrió en Venezuela, Bolivia y otras dictaduras disfrazadas de democracia. Otros, vinculados a Lava Jato, están libres, con investigaciones lentas. No olvidarlo.