(Foto: AFP)
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La semana pasada, el COVID-19 se trajo abajo los mercados bursátiles en el mundo. Las caídas de varias acciones superaron el 20%. La preocupación sobre el impacto del virus en la economía mundial causó gran pánico en los inversionistas. El jueves en la mañana, un amigo me insistía en que era un buen momento para comprar acciones, que lo peor había pasado. No fue así, ya que las acciones siguieron cayendo hasta el viernes, cuando empezó una recuperación que el lunes ha sido fuerte. ¿Durará?

Mientras se mantenga la incertidumbre respecto al virus, los mercados van a estar volátiles, pues no se sabe cómo afectará a la economía mundial ni por cuánto tiempo. Poco va a cambiar hasta que disminuyan los nuevos contagios, baje la tasa de mortalidad entre los infectados o se halle un tratamiento o vacuna. Nada de esto va a ocurrir en los próximos días; por lo tanto, mayores caídas son muy posibles.

La decisión de comprar o vender depende de las circunstancias individuales, de nuestro apetito al riesgo y horizonte de inversión. Los que tienen acciones deben evitar venderlas a precios de realización, particularmente si no necesitan la liquidez y son acciones sólidas. Los que están afuera y perciben que las acciones están baratas esperen a tener noticias definitivas sobre el virus y su impacto económico. Los avezados podrán tener grandes ganancias, pero también podrán acumular pérdidas.

Cuando decante el virus, los precios de muchas acciones regresarán a la normalidad ya que caídas por encima de 20% en empresas con sólidos fundamentos no tienen sentido, pero en el corto plazo todo puede pasar. Hay que asesorarse bien y comprar o vender con cuidado. Es momento para la cabeza fría y prudencia.