[Opinión] Richard Arce: Las Bambas en su hora cero
[Opinión] Richard Arce: Las Bambas en su hora cero

El día de ayer, sorprendentemente, el gobierno supuestamente revolucionario ha declarado el estado de emergencia por 30 días en dos distritos de Cotabambas en Apurímac –Chalhuahuacho y Coyllurqui–, la zona de influencia del proyecto minero Las Bambas.

Fruto del fracaso de las acciones de este gobierno ahora recurren a medidas extremas que, por cierto, siempre han criticado, inclusive ha sido el “caballito de batalla” durante la campaña electoral y el pretexto argumentativo para justificar sus propuestas demagógicas y enarbolar reivindicaciones con discursos de odio.

La noticia, al cierre de esta edición, es un enfrentamiento con la Policía en el sector de Taquiruta, en las instalaciones del proyecto minero, donde desde hace dos semanas los comuneros de la comunidad campesina de Fuerabamba venían pernoctando como medida de protesta por supuestos incumplimientos de la empresa minera.

Paradojas de la vida, ahora el gobierno cambia de posición, de ser un sindicalista que organizaba protestas –más allá de las justas demandas del sector magisterial–, ha llegando al extremo de enfrentar a la Policía y amedrentar a los maestros que no acataban sus medidas de lucha; hoy pasa a ser el represor y, con el uso de medidas de fuerza que pueden tener consecuencias lamentables, reprime a las comunidades campesinas en Apurímac.

Diferenciemos claramente esta crítica, porque en un país democrático tienen que primar el Estado de derecho y el principio de autoridad para garantizar la paz social y el orden interno. Pero si tenemos un gobierno que, desde que asumió el poder, estuvo petardeando la estabilidad del país de manera irresponsable, polarizando y confrontándonos entre peruanos, ahora que pretenda asumir su rol porque está desbordado por las conflictos sociales solo muestra su  ineptitud y tendrá que asumir las consecuencias de sus actos.

El problema de Las Bambas es complejo, requiere conocer el contexto y una participación activa del Estado previniendo, buscando el diálogo entre las partes y, sobre todo, siendo garante fiel de los compromisos, no reprimiendo y menos con violencia.