Ha quedado claro que el papa León XIV estará atento a nuestro país, ya lo hizo saber con la primera designación oficial que ha realizado, nada menos que la de un obispo peruano, el del Callao. Y por si esa señal no fuese suficiente, hace unos días, en su primer encuentro con la prensa internacional, adelantó a una reportera que pronto tendríamos noticias suyas en Perú.
Los peruanos debemos asumir esta proximidad no solo como un privilegio que el destino nos ha concedido sino también como un mensaje, el mensaje de unidad con el que el propio pontífice inició su mandato.
Son tiempos en que los países viven tironeados hacia los extremos, sea en la economía, en la política, en la cultura, en la convivencia y en tantos otros ámbitos de la vida individual o colectiva. Crispadas coyunturas en que lo terrenal parece sepultar la imprescindible espiritualidad que es parte esencial de lo que nos hace humanos.
Y de esta circunstancia proviene el ofrecimiento personal de León XIV, el de trabajar durante su pontificado para que la paz prevalezca en el mundo. “La Santa Sede está en todo momento lista para ayudar a que los enemigos se acerquen, cara a cara, y hablen, de manera que los pueblos puedan recuperar la esperanza y la dignidad que merecen, la dignidad de la paz”, ha dicho el pastor.
Se refería, como es obvio, a los conflictos armados que actualmente se desarrollan en distintos territorios, pero sus palabras se deben extrapolar, asimismo, a los comportamientos colectivos en cada país, a los conflictos políticos que dividen a las sociedades y destruyen el tejido comunitario de las democracias.
Para que en ellas, en lugar de la prédica tóxica que empuja hacia los extremos y las exclusiones, no olvidemos que la opción de acercarse es mucho más sana. Porque del acercamiento es que surge el diálogo, y si es un diálogo verdadero, le seguirán los compromisos urgentes y los acuerdos duraderos, que constituyen el cimiento del progreso de las naciones y de aquello que el nuevo pontífice califica como la dignidad que merecen los pueblos.
Porque un progreso sostenible, solidario y respetuoso de las leyes es el mejor garante de la paz social, como lo es de la convivencia entre países con distintos sistemas o prioridades.
Escuchemos la voz de León, asumamos como nuestro su mensaje, y acerquémonos todos para poder reconducir al país por la ruta que este pastor perucho nos señala con su cayado: solo la unión nos hará salir adelante.
VIDEO RECOMENDADO