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La tercera vuelta
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Un aspecto fundamental que deberá afrontar quien salga elegido presidente es el de estabilizar el sistema político peruano. Cuatro presidentes y dos Congresos en los últimos cinco años es algo que no puede volver a pasar.
Es así que, después de la segunda vuelta, el presidente electo tendrá que llevar adelante conversaciones con todas las fuerzas políticas para conformar una coalición de gobierno y un acuerdo de una agenda parlamentaria. Una tercera vuelta.
Esta agenda debe incluir como puntos mínimos: la eliminación o acotación de la “incapacidad moral permanente”, la clara delimitación de las materias sobre las que se puede hacer “cuestión de confianza”, el restablecimiento de la bicameralidad y la reelección de los congresistas.
La clave del éxito de esta tercera vuelta está en función de la ubicación del presidente electo en el espectro político peruano. Tenemos una derecha conservadora representada por López Aliaga y Fujimori, una derecha liberal donde se encuentra De Soto, un centro ocupado por Forsyth, una izquierda conservadora donde está Lescano y una izquierda marxista donde figura Mendoza, por solo mencionar a los candidatos con mayor opción.
Está claro que, si el presidente se ubica en los extremos del espectro, le será mucho más difícil, si no imposible, lograr este acuerdo que es fundamental para la estabilidad del país. Mientras esté más al centro, le será mucho más fácil consensuar con la mayoría de las fuerzas políticas.
Lo primero que va a evaluar cualquier inversionista es si el sistema político peruano es previsible; por lo tanto, cualquier plan de reactivación económica está supeditado al éxito de esta tercera vuelta.
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