"Una argucia que cunde especialmente entre los sectores de menos recursos" Foto: GEC
"Una argucia que cunde especialmente entre los sectores de menos recursos" Foto: GEC

La modalidad delincuencial de préstamos ‘gota a gota’ se expande peligrosamente en numerosos distritos de la capital. Una práctica que está amenazando y cobrando vidas de comerciantes, emprendedores y familias humildes que ven diluir sus ingresos y ganancias a punta de extorsiones, que para ‘ablandar’ a la víctima suelen acompañar de detonación de artefactos explosivos, amenazas de muerte y hasta secuestros.

El último episodio ha sido la extorsión masiva a un grupo de serenos de Surco, quienes comenzaron a recibir mensajes intimidatorios luego de que un compañero cometió el error de su vida al recurrir a este tipo de préstamos para salir de un apuro.

Aprovechando la crisis económica que atraviesa el país, no son pocos los avezados que ofrecen préstamos muy fáciles de otorgar ­–casi en cuestión de minutos– pero con intereses leoninos que el indefenso ciudadano que se vio obligado a aceptarlos, termina a veces pagando con lo más preciado, la vida de los suyos o la propia cuando los pagos se le terminan haciendo imposibles.

Hablamos de una argucia que cunde especialmente entre los sectores de menos recursos. Un hecho que debería llevar al Congreso de la República a derogar la ley que puso topes a las tasas de interés, una ley que aprobó demagógicamente por insistencia en 2021, la que dejó a muchísimas personas de escasos recursos sin oportunidad de acceder a las Cajas de Ahorro y otras entidades financieras formales. Esa es finalmente la razón por la que tantas personas se encuentran a merced de los usureros y sus métodos violentos.

Los ‘recurseos’ crediticios informales tienen una larga data en el país (las “juntas” familiares u oficinescas, los “panderos”) y no olvidemos las famosas “pirámides” o “cadenas” que tan mal acabaron. Lo de los préstamos ‘gota a gota’ es una modalidad que proviene de Colombia, pero que definitivamente encontró terreno fértil en un Perú castigado por la pandemia y una economía que no termina de levantar cabeza.