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La poderosa tecla ‘undo’

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Hace muchos años mi amigo Martín me mostró lo que consideraba la tecla más interesante de la computadora: esa pequeña flecha curva hacia la izquierda y abajo que permite deshacer lo que se acaba de poner. Ojo, no es la que borra las letras una a una. Pensaba que tal vez las personas debiéramos tener al menos una opción de ‘undo’.
En algunas religiones basta con arrepentirse, pero tendría mucho más sentido tener que deshacer el mal, en lugar de solo pedir perdón. En otros ámbitos la ley se aplica, pero su objetivo es sancionar, no remediar. No hay reparación civil que deshaga el daño de un joven que muere atropellado por un conductor criminal, o el que por una mala decisión deja a miles sin empleo o que pretende castigar la negligencia de dejar morir a recién nacidos por falta de incubadoras.
Sin embargo, donde menos aprendemos es en la política: no hay hechos ni experiencias que siquiera nos hagan pensar en usar el ‘undo’ y deshacer el daño que vemos; por el contrario, las reacciones de venganza escalan y es como si el olor a sangre excitara aún más el deseo de hacer daño. Mientras, como si estuviéramos en el Coliseo romano, los espectadores piden más.
Muy pocos ven el futuro daño que se da en un país en el que las divisiones se hacen cada vez más grandes. Y la peor sorpresa es ver el regocijo con el mal ajeno expresado abiertamente por quienes tienen audiencia y liderazgo.
Con lo ocurrido entre Ejecutivo y Congreso no hemos ganado los peruanos, como tampoco lo hicimos cuando de la manera más despreciable, le arruinaron la vida a PPK. Tampoco ganamos teniendo gente en la cárcel, sin delito siquiera tipificado.
¿Cuántas veces deberíamos presionar el ‘undo’ para poder empezar limpiamente?
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