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La popularidad del presidente Pedro Pablo Kuczynski cae 5 puntos para situarse en 26%. Después de la subida de 9 puntos entre setiembre y octubre, esta caída de noviembre debe tener algo de efecto rebote/corrección, y algo de dos temas que han sido impactantes en la opinión pública en las últimas semanas: el censo y la reconstrucción del norte del país.

Sobre lo primero, es cierto que la actual gestión pudo revisar y tal vez corregir (no sabemos en qué medida) el diseño del estudio censal, que como sabemos acabó no solo en la violación de una de las empadronadoras, sino también en una desaprobación generalizada de la ciudadanía (la paralización del país un día entero, familias no censadas, problemas en el formulario, entre otros). Pero en estricto, el cuestionado estudio es una herencia de la anterior administración, para mala suerte de esta que recibe –como sabemos– carne con hueso.

En lo segundo, pues las cifras del norte iban adelantando el desengaño: desde junio, la popularidad cae del 40% al 21% actual. El cambio de Pablo de la Flor, otrora cabeza de la oficina de la reconstrucción con cambios, podría ser un costo mayor en la popularidad en la medida que una nueva gestión no demuestre un giro y resultados en el corto plazo. ¿Qué tanto un cambio de persona y no de competencias podrá generar dicho giro?

La actual popularidad del presidente Kuczynski (26%) es la segunda más baja en lo que va de su gestión. Sabemos que el mandatario entiende las dificultades y riesgos que dicha situación presenta, más allá de las respuestas que dé. Pero en tanto quedan aún más de tres años y medio de gobierno por delante y es imprescindible otorgarle a este tema (la recuperación de la popularidad) el máximo interés. Espacios de mejora existen, no hay duda; pero también espacios de riesgo, donde un traspié puede poner las cosas más complicadas antes del verano. El fútbol podría mejorar en algo estas cifras, pero no será una solución a largo plazo.