Juan José Garrido: Sendero del terror

Uno. De acuerdo a los datos de Global Terrorism Database (GTD), recopilados por Periscopic, Sendero Luminoso fue la banda terrorista más sangrienta del mundo entre 1970 y 2013. Según la GTD, Sendero Luminoso asesinó a 11,581 peruanos, poniéndolo a la cabeza de los grupos terroristas más sanguinarios del mundo (lo sigue el TLET de Sri Lanka con 10,964 y los talibanes con 10,086 muertos). De acuerdo con la Comisión de la Verdad y Reconciliación, entre personas asesinadas (11,021) y desaparecidas (1,543), el total de víctimas identificadas sería 12,564; estiman (por extrapolación) hasta 35,673. No estamos pues ante un grupo de aventureros o chicos equivocados. Son un grupo terrorista, sanguinario y ante el cual no debemos bajar la guardia.

Dos. En marzo de 1990, el analista de la Corporación Rand, Gordon McCormick, preparó un informe para el Departamento de Estado de los Estados Unidos, donde señalaba al Perú como un país fallido. El Perú estaba quebrado económica e institucionalmente; la partidocracia estaba deslegitimada, y los estamentos militares, si bien discutían la necesidad de un golpe, aún seguían marcados por la dictadura militar (1968-1980). Para McCormick, el gran problema era la estrategia de largo plazo de SL: “Está interesado en la victoria final, no en ganar cada batalla en el camino”.

Tengamos, por ello, mucho cuidado: minimizar a Sendero Luminoso sería fatal, más aún en un contexto de altas expectativas y un Estado incapaz de hacer frente a las demandas, con una sociedad civil adormecida y radicales ganando espacios en el interior del país. Tres. El origen de Sendero Luminoso se ha resumido, localmente, a la marcada pobreza y desigualdad en la que vivían la mayoría de los peruanos en 1980. Si bien es cierto que existen estudios que señalan dichas causas, otros sostienen que detrás del surgimiento del terrorismo se encuentran factores institucionales más que económicos. Es en el tránsito de regímenes autoritarios a democráticos donde se evidencia el incremento de acciones terroristas. En Perú, lamentablemente, se sumaron ambas premisas.