(Anthony Niño de Guzmán)
(Anthony Niño de Guzmán)

Las cifras de violencia sexual son, simplemente, vergonzosas. Se hacen reportajes, denuncias, campañas, pero lamentablemente no logramos reducir esta horrorosa realidad. Y a la violencia hay que sumar la crueldad con la cual tratamos, como sociedad, a las víctimas. Las cifras publicadas, hoy en Perú21, son simplemente inaceptables y deberían generar el más absoluto rechazo e indignación, y por supuesto debería generar algo más que marchas y quejas por redes.

De las 5,638 denuncias por violencia sexual, nada menos que el 71% de ellas son víctimas menores de edad. Según un estudio norteamericano revisado, solo el 21% de las agresiones sexuales a menores son reportadas, lo que significa que potencialmente podríamos estimar cerca de 20,000 víctimas al año (y si tomamos en consideración que el ratio de reportados/no reportados es de un país avanzado, deberíamos suponer que aquí sería mayor el número).

No imagino nada más cruel, violento y traumatizante que esta realidad; pero en el Perú, por increíble que parezca, convertimos la tragedia en un tema menor. A la violencia le añadimos horror: forzamos, como sociedad, que muchas de estas víctimas sean madres, aún cuando no llegan ni a los 10 años. Así, como leen. Cinco niñas de 9 años y catorce de 10 años, violadas y destrozadas de por vida, se convirtieron forzadamente en madres.

Y a la violencia sexual, y a la inclemencia estatal, las víctimas tienen que sumar la apatía judicial: 89% de los casos denunciados siguen en manos de la Fiscalía, esperando sabe quién qué, mientras los agresores se pasean buscando nuevas víctimas. ¿Y los agraviados? A su suerte: no han recibido ni reparaciones ni atención psicológica. Esto, por cierto, es la norma: de las 151,930 madres adolescentes registradas entre 2010 y 2016, se calcula que el 30% fue producto de una violación, y poco o nada se ha hecho por ellas.

Hacemos, desde esta página, un llamado al gobierno del presidente Kuczynski para que asuma el liderazgo en este tema. Algo se tiene que hacer, y pronto. Esto es, sencillamente, inaceptable.

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