La nefasta informalidad
La nefasta informalidad

Mucha gente no apoya las iniciativas de formalizar el país. A buena parte de la población no le conviene. Si bien detrás de la informalidad hay supervivencia, también se ocultan evasores tributarios, capitalistas salvajes, oportunistas y miembros de actividades ilegales.

Los políticos populistas no hacen nada por cambiar la situación. No da votos. Otros, colectivistas, anarquistas y caviares, hasta propician un sector informal grande. Así bloquean el desarrollo de una economía de mercado eficiente. ¿Tendrá el sector informal algo positivo? ¡No, en absoluto!

La crisis, generada por la COVID 19, lo demuestra. El sector informal no ha contribuido a la generación de los fondos públicos y reservas que hoy sirven para hacer frente a la crisis.

Dichos fondos provienen de la banca, la industria y demás actividades formales. Paradójicamente, el más urgido por recursos del Estado es hoy sector el informal.

Las prácticas sanitarias no admiten los usos y costumbres de la informalidad: fabricación de productos alimenticios sin buenas prácticas de manufactura e higiene, comercialización y consumo de alimentos de forma ambulatoria e insalubre, comercio en ambientes polucionados e inseguros. Todo un caldo de cultivo para el coronavirus.

La informalidad no ha permitido aplicar las medidas de contención, ni la distancia social. La gente se abastece masivamente en lugares insalubres y es reacia a la obediencia civil.

La informalidad no ha permitido que fluya la ayuda económica. Sin acceso al sistema bancario, la entrega de dinero es una pesadilla. En estos tiempos de reflexión y de verdad, ¡reconozcamos la urgencia de formalizar el país!


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