"Que el izquierdista partido Juntos por el Perú, aliado del gobierno, haya propuesto como candidato a la alcaldía de Lima (...) a una persona denunciada por agresión física y sexual por su propio hijo evidencia que este sector de la política peruana ya tocó fondo".  (Foto: Hugo Curotto / GEC)
"Que el izquierdista partido Juntos por el Perú, aliado del gobierno, haya propuesto como candidato a la alcaldía de Lima (...) a una persona denunciada por agresión física y sexual por su propio hijo evidencia que este sector de la política peruana ya tocó fondo". (Foto: Hugo Curotto / GEC)

Que el izquierdista partido , aliado del gobierno, haya propuesto como candidato a la alcaldía de Lima, donde vive un tercio de la población total del país, a una persona denunciada por agresión física y sexual por su propio hijo evidencia que este sector de la política peruana ya tocó fondo.

En 2021, la izquierda radical regional y la izquierda limeña se aglutinaron en torno a Pedro Castillo y lo consideraron su tabla de salvación electoral sin siquiera estudiar bien al personaje, su trayectoria, sus logros o deméritos. Aunque ahora algunos de ellos sientan vergüenza ajena del “elegido”, por su catadura moral y su manifiesta incompetencia para dirigir el Estado, el daño ya está hecho.

Y no solo él. Prácticamente la totalidad de sus asesores, correligionarios, paisanos y parientes han demostrado tener el pellejo tan duro como el del mandatario a la hora de cometer fechorías y desbarres con el erario. Los principales dirigentes de Perú Libre –partido que le sirvió de vehículo para llegar al gobierno– están implicados en una red mafiosa que lucraba con los dineros públicos desde el Gobierno Regional de Junín, cuya cabeza visible, Vladimir Cerrón, arrastra juicios y denuncias por corrupción.

Y no olvidemos tampoco que esa misma izquierda vio, sin inmutarse, cómo uno de sus líderes más populares (Gregorio Santos) ingresaba a la cárcel a purgar largos años sentenciado por haber recibido una serie de millonarias coimas por la concesión ilícita de obras en su zona. El feroz antiminero recibía en cambio con los brazos abiertos a capitalistas dispuestos a negociar bajo la mesa en beneficio mutuo, y no del “pueblo” o la región.

Además, está la otrora representante triunfal de la izquierda miraflorina, la exalcaldesa Susana Villarán, quien cumple arresto domiciliario –y muy probablemente sea condenada– por recibir coimas de consorcios nacionales y brasileños.

La falta de filtros para aceptar militantes y lanzar candidaturas es ciertamente generalizada en los partidos políticos peruanos. Pero esa izquierda local que, cuando lejos del poder, solía llenarse la boca con peroratas sobre la injusticia y la inmoralidad del sistema, apenas comenzó a acceder a alcaldías, gobernaturas, ministerios o a la propia presidencia de la república, no tardó en dejarse llevar por las mismas prácticas delictivas que tanto denunciaba.