(Foto: Presidencia)
(Foto: Presidencia)

Decíamos hace poco que la administración pública, tal como la está manejando el gobierno, va camino a lo que solía ser en el siglo pasado: ineptitud generalizada, ferias de tarjetazos, caos administrativo, coimas a granel, burocracia inútil y severa desatención de las necesidades ciudadanas.

Una muestra flagrante de la debacle de estas agencias y oficinas se vio en Arequipa el fin de semana. Corpac, la corporación estatal encargada del mantenimiento de los aeropuertos, no reparó correctamente el sistema de iluminación de la pista de aterrizaje y mantuvo sin vuelos nocturnos a la Ciudad Blanca durante 48 horas.

No hicieron eficientemente su trabajo, con lo cual centenares de viajeros se vieron afectados, pues nueve vuelos nocturnos se quedaron sin aterrizar ni despegar del Aeropuerto Internacional Alfredo Rodríguez Ballón hasta la noche del domingo.

Otro ejemplo es lo que viene ocurriendo en Migraciones. Recordamos claramente la promesa hecha hace algunos meses por el director de esta entidad, que, para mediados de año, ya no habría problemas de abastecimiento de pasaportes ni largas colas ni turnos eternos para recoger el documento.

Sin embargo, visto el día a día en sus locales, nada se ha cumplido, el vía crucis para los viajeros peruanos no tiene fin: aglomeraciones, amanecidas en la calle, incumplimiento de entregas y cero pasaportes. Como si hubiéramos vuelto a los días del gobierno militar en los setenta. Por más que se publiciten paliativos tipo adelanto de cronogramas y demás, los problemas de fondo siguen sin resolverse. Y hablamos de una institución que era un modelo de eficiencia en la región, hasta la llegada de Castillo y su hueste de funcionarios y jefaturas incompetentes.

Y, por último, el caso más clamoroso y grave: el Midagri. Sus funcionarios han sido incapaces de comprar urea para que los agricultores no pierdan su campaña. Fueron tres, tres procesos de compra y todos anulados. Resultado: el campo peruano continúa sin la urea necesaria para completar sus siembras y cosechas.

¿Este es el tipo de Estado con el que Castillo pretendía o pretende dar más empleo y oportunidades? Mucho de lo que vemos es precisamente por culpa suya, que menospreció la meritocracia en el Estado desde el primer día y eso se replica, como un pésimo ejemplo, día a día en todos los estamentos del aparato público.



TAGS RELACIONADOS