¿Qué respondería si le preguntaran cuál ha sido el principal problema creado por Donald Trump y que puede ser irreversible? Los aranceles, como él mismo lo ha demostrado, se pueden revertir; el anuncio de la remoción del presidente de la Reserva Federal (banco central de los Estados Unidos) también es reversible.
Sin embargo, y más allá de las preferencias ideológicas de cada uno, lo que es muy complicado de revertir es la incertidumbre que ha creado. No sorprende, por eso, que todos los estimados de crecimiento de la economía de los Estados Unidos para este 2025 se estén revisando hacia abajo.
La incertidumbre es veneno para la economía, pues genera una postergación de las decisiones de consumo e inversión. Imagine que tiene una empresa en los Estados Unidos y debe decidir si importa o no algunos insumos de China. ¿Lo haría ahora o después? No hay forma de saberlo, pues Trump ha anunciado que es posible que revise los aranceles colocados a las importaciones chinas. Entonces, decide esperar. ¿Tiene la certeza de que los bajará? No hay forma. Lo que sí es claro es que, si le compra menos a China, entonces ambas economías producen menos: Estados Unidos por la decisión de postergación de la compra y China porque no vende lo que ha producido. Ambas economías representan el 45% de la producción mundial, por lo que se generaría una desaceleración económica global con efectos negativos sobre las demás economías del mundo. Un estudio reciente de la FED, publicado el último miércoles, encontró que el 75% de los inversionistas encuestados sostuvieron que no elevarían su inversión este año.
La contradicción entre los anuncios es un problema. Un ejemplo es suficiente. El martes dijo que el presidente de la FED, Jerome Powell, era un gran perdedor porque no reducía las tasas de interés; un día después insinuó que lo despediría, y luego de algunas horas sostuvo que posiblemente lo llamaría para conversar. No olvidemos que la FED, al igual que el BCR, es independiente del Poder Ejecutivo, pero para Trump eso no parece ser importante.
Ya ni siquiera se trata de estar a favor o en contra de sus medidas, sino de que lo que está generando es una grave crisis de confianza. Y, cuando esta se pierde, es muy complicado recuperarla. Así las cosas, la probabilidad de una recesión en los Estados Unidos viene aumentando y con ella la caída del ritmo de contratación; es decir, sufre el empleo.
Nada de lo mencionado es ideológico; es la reacción normal frente a la incertidumbre creada desde la cabeza misma del Gobierno. Mientras lee este artículo, estimado lector, ¿podría asegurar que los aranceles a China van a bajar y en cuánto? Lo más probable es que no. ¿Cómo invertir así? ¿Cómo proyectar un flujo de caja?
Lo que ocurre en Estados Unidos debe dejar lecciones. La principal es que la predictibilidad es imprescindible para que se mueva una economía. La incertidumbre daña el crecimiento económico más que las medidas en sí mismas. Otra lección es que necesitamos leer la propia historia económica de cada país para ver qué funcionó y qué no y en qué contexto. Una última: la forma de anunciar las medidas importa. Para todo hay formas. No se puede gobernar amenazando a todos.